viernes, 9 de agosto de 2013
Capítulo 38- ¿Yo? ¡Presente!
Para mi grata sorpresa, sólo me besó. Pero dulcemente, con sentimiento. Quise separarme, pero sólo fueron unos segundos, en los cuales llevó sus manos a mi cintura y me acercó a él. Rozó nuestras narices tiernamente, y volvió a besarme. Esta vez dejé mis brazos en su cuello, pero no me colgué de él como solía hacerlo. No me entusiasmaba la idea de que vaya a ver a su ex novia. ¡El presente es lo que cuenta! Y ella es pasado.
Lo separé de mí, poniendo una mano en su pecho. No quería mirarlo a los ojos... en realidad, digamos la verdad, quería hacerme la tierna y que me ruegue un poco, pero no esperaba lo que iba a decir.
Levantó mi rostro y lo acercó al suyo hasta que la punta de su nariz chocó la mía, entonces levantó la vista hacia mis ojos y susurró un perfecto...
-Te amo
Una pequeña sonrisa comenzó a salir de mis labios, sin poder evitarlo. Al segundo se borró.
-¿Por qué? -tomé aire, y lo separé- No tengo nada de especial
Él suspiró y miró su reloj.
-Tengo que irme, linda. Esta noche vengo a verte, ¿sí? -asentí. Se acercó y ladeó con su mano mi cabeza para dejar un beso en mi mejilla
-Chau -susurré con una sonrisa
Y se preguntarán... ¿qué fue eso? Es que era cierto, soy una superficial, no tengo nada que brille como esas chicas en las novelas, que tienen un gran corazón. Soy sólo una rubia más. Y sé que esta noche, Justin no va a poder venir.
Narra Justin
-Jenny, en serio quiero quedarme, pero no puedo, le prometí a Jessica que iba a ir esta noche y... -me interrumpió
-Sí, Justin, andá tranquilo -dijo cortante, pero con la voz quebrada-. Después de todo siempre me dejás sola
-¿Perdón?
-Lo que escuchaste -me miró fijamente. No, no caería. Sólo quería que me quede más tiempo, pero no iba a lograrlo.
La puerta se abrió y por allí entró Lucía, con un escote que se veía desde Dubai, una falda cortísima (que se confundía con un cinturón, de larga que era) y unos tacos de diez centímetros. Me miró seductora y yo suspiré. Esto se volvería difícil.
-Hola, Jen. Hola, Justin -me guiñó un ojo. No puede ser, ¿en frente de mi ex, y siendo amiga de mi novia? Guau, hay que ser gato. Se acercó a la camilla y saludó a Jennifer, luego volteó y apoyó una mano en mi pecho, y me dio un beso en la mejilla. Al segundo me aparté. Era un chico fácil de calentar, y no quería incidentes.
-Bien, ya tenés companía. Nos vemos -dije, escapándome de allí
Lucía bufó y Jennifer volteó los ojos, mientras que yo las ignoré y más o menos orrí a la puerta. Tomé un taxi a la casa de Jessica, eran las diez y media.
La llamé al celular una cuadra antes de su casa, y me atendió algo agitada. Sonreí pícaramente.
-Hola, amor. ¿Qué hacías?
-¿Qué hacía con qué? -preguntó tomando aire
-Mmm... no sé. ¿Pensabas en mí?
-¿Qué...? ¡Justin no seas idiota! Estaba duchándome
-Claro, en la ducha siempre es más fácil, porque uno está mojado y desnudo y... -me interrumpió
-Justin, si llamás para molestar...
-Oh, no llamo para molestar, sólo para decirte, estoy en frente de tu casa.
-Qué bueno -comentó con sarcasmo-. Y para que sepas, tuve que correr desde la ducha a mi cuarto, por eso estoy así
-Sí, imagino que es un tramo muy largo. Te veo ahora -colgó antes que yo
Reí, amaba hacerla enojar. Pagué el taxi y bajé. Toqué el timbre, y la mamá de Jess atendió. Después de una pequeña charla cordial, fui hasta el cuarto de Jess, aún riendo por la llamada. Toqué la puerta, pero nadie abría, por lo que lo hice yo mismo, descubriendo el ruido de la ducha levemente. Me senté en la cama, esperándola.
A los minutos salió, con una bata de baño, y me miró bien, como si no lo creyera, pero tampoco se asustó. Me paré y le sonreí, tratando de evitar mirar sus piernas.
-Justin, ¿para qué viniste? -preguntó alejándose en cuanto quise darle un beso
-¿No puedo visitar a mi novia? -ella suspiró, y yo la abracé contra mi pecho.
-¿Querés comer algo, o ya cenaste? -dijo, hablando con dificultad, debido a la presión que hacía. La solté y la miré
-Todavía no cené -dije, mirando sus labios
-Bueno, ¿qué querés? Hay fideos o ensalada de... -la interrumpí
-Piel
-¿Piel? -repitió
-Si, quiero piel -afirmé
-Justin, estoy hablando en serio -sonrió un poco, tratando de mantenerse seria
-Yo también. ¿Tus labios están en el menú? -su sonrisa se ensanchó, y volvió a esconderse en mi pecho
-No
-Oh, por favor, tengo mucha hambre -acaricié su espalda con mis manos. Ella me miró y asintió. Sonreí y la besé lentamente, amaba hacerlo así-. ¿Te acordás cuando te daba besos en el cuello? -dije separándome milímetros de sus labios
-No -dijo, rozando nuestras narices
-¿Te hago acordar?
-No -rió. Me había cortado el juego, pero me hizo sonreír
-¿Te enseño cómo hacerlo? -ella pareció dudar unos segundos, pero finalmente asintió
-Mirá, sólo das besos muy delicados, así
Besé desde sus labios hasta su cuello, mientras la acercaba más a mi con mis manos en su cintura. Lentamente las fui bajando, hasta llegar arriba de su trasero. Ella se movió en mis brazos y me hizo separar.
-Basta -se mordió el labio
-¿Qué pasa?
-Me ponés nerviosa -sonreí y volví a acercarme, y seguí besando suavemente su cuello. Cuando puse mis manos más abajo que su espalda (nuevamente), curvó la espalda. Ay, no. Ya empezaba a calentarme, sobre todo porque cuando se movió, me rozó, y bueno... no resistí.
Comencé a ir hacia atrás, arrastrándola conmigo. Ella bajó sus manos a mis hombros, y sentí que su respiración se agitaba. Giré junto a ella y comencé a besarla nuevamente, mientras hacía que caiga en la cama, aún pegada a mí.
No soportaba más el calor, me quité la remera yo mismo. Vi cuando ella abrió los ojos, y se sorprendió un poco, pero seguí con lo mío. Besé su cuello suavemente, sintiendo sus dedos enredarse en mi cabello. Dios, eso me volvía loco. Su mano bajó a mi pecho y me empujó un poco. La miré a los ojos unos nanosegundos y volví a besarla. Mientras, mis manos atravesaron su bata de baño, sintiendo su suave piel. La envolví en mis brazos, y en cuanto mis manos llegaron a su espalda, noté que tenía corpiño. Dejé sus labios, y con un camino de besos llegué a su escote. Guau, eran perfectas.
Narra _____ (tn)
No, esto es genial, pero nos estamos pasando. Mucho. Esto es más que besos en el cuello, definitivamente tengo que parar, pero... tengo miedo. ¿Y si se enoja? Más ahora, que está super caliente. Hasta siento... algo, entre mis piernas. Dios, qué asco. Es decir... me daba miedo que cuando le diga algo se enoje y... bueno. Me obligue a hacerlo.
Suspiré. No sabía si por placer o por no saber qué hacer.
Tengo que parar, pensé.
-Jus... -dije en un suspiro. Él levantó la mirada sonriente, y volvió a besar mis labios. ¡No! Mensaje equivocado, Justin. Volvió a besar mi cuello mientras luchaba por desabrochar mi corpiño. Esta vez, lo separé bruscamente, y no me animé a mirarlo a los ojos, volteé mi rostro. Respiré entrecortadamente y mis ojos se humedecieron. Justin no hacía nada, sólo estaba con los brazos a mis costados, pero no sabía si estaba mirándome, y no quería averigüarlo.
Quise salir de abajo suyo, pero él me levantó el rostro, haciendo que lo mire. Sus ojos me miraban atentamente. No parecía que iba a obligarme. Me abrazó dulcemente por la cintura, por encima de la bata.
-Me hubieras dicho que no querías -murmuró, frotando mi espalda
-Tenía miedo -dije. No podía abrazarlo, mis brazos habían quedado atrapado entre nuestros cuerpos.
-¿De qué? -me miró a los ojos. Bajé la mirada
-¿Podemos salir? -evadí su pregunta
Él salió de arriba mío después de una dura mirada, yo me paré y tomé la ropa que me pondría. Me cambiaría en frente de él, si total, estaba en ropa interior, y... a qué estoy jugando, soy una calentona.
-Te espero abajo -dijo, y asentí. En cuanto pasó a mi lado, me atrajo a él por la cintura y besó mi mejilla.
Me puse mi pijama y bajé con él. En el camino me crucé a mamá, saludándome porque se iba a dormir, y advirtiéndome que no hiciera ruido.
Bajé y Justin estaba apoyado sobre el respaldo del sillón, mirando hacia mí. Me paré en frente suyo, él se incorporó y me abrazó.
-Perdón, perdón, perdón, pensé que querías -dijo en mi oído
-Sh, Justin, mi mamá está despierta -me separé de él y me dirigí a la cocina. Abrí la heladera, toda esta situación me había dado hambre, pero no había nada allí dentro que llamara mi atención.
-No te enojes -dijo Justin en mi oído, abrazándome por detrás
-No estoy enojada, Justin -quise retroceder para cerrar la puerta, pero él no me dejó. Me alzó aún desde atrás, y nos dirigimos hacia el sillón. Se sentó y me sentó encima de su regazo, mientras yo observaba cómo la heladera se cerraba sola. Quedé de lado a él.
-Bueno, vamos a hablar -dijo
-¿De qué?
...
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario