viernes, 9 de agosto de 2013

Capítulo 29- El Justin sensible


Él se separó luego de unos segundos, por más de que yo hubiese querido seguir.
-Perdón... -susurré avergonzada
Pero él sólo me miraba. Después de haberlo conocido, aún no identificaba esa mirada. ¿Estaba decepcionado?
-Tranquila -murmuró. Acarició mi mentón y tomó su mochila-. Tengo que irme -su voz era suave
Asentí y lo miré irse. ¿Soy una idiota? Ya lo creo.
-¿Volvieron? -preguntaron de atrás
Miré a Paula y negué con la cabeza.
-Fue sin querer -dije
-Pero te gustó -afirmó. Sonreí. Sí, me había gustado, pero no podía dejar de pensar en Justin. Él también me gustaba, me encantaba. Me daba escalofríos imaginármelo abrazándome desde atrás.
-No sé... -dije. Ella me miró con las cejas levantadas- bueno, sí, me encantó. Pero lo que no sé, es quién me gusta más: Justin es hermoso, me encantaría conocer ese lado que nunca muestra -ella asintió-. Pero Liam es perfectamente adorable, el chico que todas quieren -suspiré
-La vida es difícil -concluyó
-Por eso es vida -reí
-Vamos, poeta -me tomó del brazo, para ya salir del colegio e ir a nuestras casas.


-¡Justin! -dije, tocando la puerta- Necesito que me abras ahora -exigí
Nadie respondió.
-Como no abras voy a entrar yo -amenacé
Silencio... pero yo sabía que él estaba ahí. Pattie lo delató.
-Bien, como quieras -abrí la puerta de golpe, encontrándolo sentado de espaldas a mí, con la cabeza entre las manos-. ¿Sabés cuánto tiempo estuve tratando de encontrarte? Faltaba que te mande una señal de humo y listo. Además, nos pusieron un cinco porque no te presentaste en el trabajo que...
¿Estaba llorando?
-¿Justin? -dije más suave
-No quiero hablar de eso -dijo él con voz rara
-¿Qué te pasa? -pregunté acercándome a él. Me senté a su lado, pero él giró la cabeza para que no lo viera- Justin, respondeme -apoyé una mano en su brazo, recordando su piel cálida. Él me miró con ojos vidriosos y se incorporó
-Dije que no quiero hablar -repitió forzando su voz, tratando de hacerla potente. Me quedé mirándolo a los ojos fijamente, hasta que él frunció el ceño levemente. Me acerqué a él y lo abracé por la cintura, para después de unos segundos sentir sus brazos sobre mi espalda.
-¿No vas a contarme? -dije en su cuello
Él se movió haciéndome entender que quería mirarme. Se separó un poco, y yo dejé de abrazarlo. Él ubicó sus manos en mi cintura.
-Mi papá... tuvieron que operarlo -explicó con dificultad
-¿Por qué? -dije, sorprendida
-Tenía un tumor
Acaricié su mejilla lentamente, con su mirada fija en mis ojos. Mi mano bajó por su cuello y quedó en su hombro.
-No te preocupes, todo va a salir bien
Él negó con la cabeza.
-Le dijeron que está en sus últimos días
Entonces lo abracé como nunca. Su rostro se refugió en mi cuello y sentí como éste se humedecía con lentitud. Acaricié su espalda.
-¿Tenés algo que hacer? -preguntó él, sin separarse
-No, ¿por qué? -lo miré. Las lágrimas caían libremente en su rostro. Yo las sequé acariciando nuevamente su mejilla
-Te podrías quedar -sonreí levemente y asentí
No podía decirle que no. Era raro, nunca había visto su lado sensible, y jamás fui buena en esto de consolar personas. Aunque creo que voy mejorando...


-Perdón por no haberte respondido -dijo él, acariciando mi mano sin mirarme a los ojos-, pero no podía hablar de lo mal que estaba. Le dije a mamá que no quería ver a nadie, pero te dejó pasar.
-Justin, no te preocupes, está bien
-No, tendría que al menos haberte respondido
-No importa -me acerqué un poco más a su rostro, provocando que levante la mirada, como yo quería. Su mirada color miel estaba húmeda y vulnerable.
En un segundo, se acercó a mí lentamente y unió sus labios con los míos; justo lo que quería que pase. Apoyé mi mano en su mejilla, y la otra la dejé bajo la suya.
Sonreí inevitablemente al sentir sus besos sobre mi mandíbula, haciendo un camino en mi piel. Incliné un poco mi cabeza para que le fuera más fácil hacerlo. Él volvió a mis labios y depositó un suave beso en ellos.
-Extrañaba tus labios -dijo en un susurro
-Yo también -confesé en el mismo tono. Él sonrió débilmente por primera vez en la tarde.
-Tengo algo que decirte -dijo
-Decime
-Me encanta tu sonrisa -yo iba a hablar, pero él se adelantó-. Y tus labios, tus ojos, tu piel, tu cuello...
-Justin... -suspiré
Así que él sólo me encontraba atractiva por fuera. Eso quería decir que nunca llegaríamos a ser nada, o al menos no nada en serio. Patético, ¿no? Al final resulta ser de esos chicos que sólo te ven por fuera y no valoran nada de tu personalidad. ¿Estoy exagerando? Siempre busco chicos que sean tiernos y educados, y si además son lindos muchísimo mejor. O sea, por más de que un chico sea hermoso, si no vale la pena como persona no estaría en nada con él. Una de las razones por la que rechazaba a Justin.
Pero aparentemente, tenía razón. Él es uno más del montón que no tiene corazón, y que todas las que están con él creen que van a poder cambiarlo. En realidad es una ilusión que muchas tenemos y muy pocas pueden lograr.
-Dejame terminar -pidió en tono suave
Sentí cómo entrelazaba nuestros dedos, y dejé la mirada fija en nuestras manos.
-Hey -llamó mi atención-. Me encanta cuando bajás la mirada, cuando me pegás pensando que me duele -sonreí-, cuando te hago sonreír, cuando te sonrojás. Me encanta decirte que todo va a estar bien, darte besos en la mejilla, abrazarte de atrás, decirte cosas al oído, hacer que te pongas nerviosa...
Lo miré fijamente. No sabia qué decir. ¿Me lo estaba diciendo en serio? Su mirada estaba fija en mis ojos y me estaba poniendo nerviosa.
¿Esto era una broma de mal gusto? Porque, de cierta forma, lo esperaría de él. Pero su mirada era demasiado real para pensar que miente.
-Me encantás, Jess... -terminó. Pero no, no había terminado- ¿te gustaría... -tomó aire- que lo intentemos?
...

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