viernes, 9 de agosto de 2013
Capítulo 15- ¿Qué clase de relación es esta?
Cuando me desperté, tenía una mano sobre el pecho de Justin. Al parecer él ya estaba despierto, porque su mano acariciaba mi cintura con los dedos, sin moverse de allí. Bajé un poco mi mano, cautelosamente, tratando de que parezca que seguía dormida. Quería ver si lo provocaba en serio o lo de anoche fue sólo para ilusionarme o lo que sea.
Pasé por sus abdominales, y llegué al borde de su pantalón. Él estaba consiente de lo que hacía, ya que había movido la cabeza para verme, pero no llegaba a ver mi rostro.
Dejé mi mano sobre el borde del bóxer, que sobresalía un poco del pantalón, y sentí cómo su respiración cambiaba drásticamente. Hacía fuerza con el abdomen, por lo que ahora estaba más duro. Sus dedos habían dejado de moverse sobre mi piel, y había echado la cabeza hacia atrás.
Mi mano volvió a subir a su pecho y me abracé a él. Justin volvió a su posición normal tratando de mirarme.
-No juegues así, gatita... -dijo subiendo su mano
-¿Por qué? -susurré después de unos segundos
-Ya sabés que me ponés... y no quiero volver a bañarme en agua fría. Menos cuando empieza la mañana
-Elegí. Andar así por la casa -un pequeño bulto sobresalía de su pantalón- o bañarte con agua fría
-Si me baño vos te hundís conmigo -dijo en mi oído
-No lo creo -me senté en la cama
Aún seguía en corpiño, por lo que tendría que cambiarme antes de que Justin intente hacer al...
-¡Justin! -puse mis manos sobre mi pecho
Había desabrochado con agilidad mi corpiño y este casi se me cae.
-¿Y querés que crea que sos virgen? -dije
-Bueno...
-Sólo querés sexo -no lo dejé terminar
-Hey, no esper... -se había levantado de la cama, pero lo callé con una cachetada
-No vuelvas a tocarme de esa forma
-¡Vos empezaste a provocarme!
Regla uno: nunca dejar atrás el orgullo.
-Es tu culpa -buena respuesta, eh...
-¿Por qué? ¿Por ser tan caliente?
-Sí, justamente -dije sonando sarcástica, aunque en realidad me lo comería entero
Él suspiró frustrado.
Al menos es sábado, pensé.
Sí, pero el sábado pasó rápido. No hicimos nada interesante, puesto que se largó a llover torrencialmente. Mamá sugirió que Justin y yo podíamos ver unas películas en casa, así que después de sacar su auto, y llevarnos a elegirlas, volvimos a casa. Cuando terminamos de cenar mamá y Pattie se fueron a dormir, ya eran las once y según ellas, al día siguiente irían temprano al supermercado para aprovechar que no haya mucha gente.
Muy a mi pesar, me senté con Justin a ver la película. Mientras él ponía el DVD, yo lo miraba hacerlo. Estaba muy bueno para ser verdad, pero su personalidad no ayudaba en nada.
Se sentó a mi lado y encendió el televisor. No habíamos hablado en todo el día, puesto que estaba enojada con él por lo de esta mañana.
-¿Vas a seguir sin hablarme? -me miró
-Dejame en paz -ahora llegaba a mi estado de depresión
Es decir... ¡casi lo hacía con él! Y sólo tengo diecisiete años... soy patética, me doy asco. Soy como esas putas que critico todo el tiempo. Además él me había visto casi desnuda y no sé cómo podía seguir hablándome con normalidad. Debe estar acostumbrado...
-¿Podemos hacer las pases?
-No, Justin. No molestes
-Pero... -lo interrumpí
-Nada de pases, ni disculpas falsas, ni demás. Mientras ves la película voy a dormir. Buenas noches
Me recosté en el sillón y cerré los ojos. Sentí cómo suspiraba.
Al levantarme, me di cuenta de que aún seguía en el sillón. Justin estaba en el otro extremo durmiendo y ambos tapados con un extremo de la manta que está como adorno sobre el sillón. Mi cuello me dolía, de eso fue lo primero de que me dí cuenta. Y eso me llevó a darme cuenta de que Justin estaba despierto, porque cuando me moví, él me miró.
-¿Qué te pasa? -preguntó sentándose
-Me duele el cuello -respondí
Luego recordé que estaba enojada con él...
Me levanté, y fui hacia el baño. Me lavé los dientes, me duché y luego de cambiarme nuevamente con el pijama, me até el pelo mientras salía del baño. Justin estaba en la cocina tratando de encender la ornalla, pero el muy inútil no podía. Lo corrí y lo hice con facilidad.
-Gracias... -susurró- ¿qué tenés en el cuello? -dijo mirándome
-Piel -dije seca, tratando de no reírme por lo que dije
-En serio, tonta. Tenés como un moretón... -se acercó a mí y rozó mi cuello con su dedo
-Si esto es una estrategia para... -me interrumpió
-¿Quién te hizo esto? -preguntó ahora mirándome con cara seria e ignorando mi comentario
-No sé de qué hablas -toqué mi piel
-Tenés un chupón, no te hagas
-¡No me hago nada! Seguro me lo hiciste la otra noche, idiota -suspiré
-No soy tan tarado -se defendió-. Si lo hubiera hecho lo hubieras sentido. Además, ¿qué estúpido hace un chupón en el cuello?
-¿Qué tiene?
-Leí que te hace algo en los vasos sanguí... -lo interrumpí
-¿Vos? ¿Leyendo? -me reía burlona
-No seas pesada. La cosa es que puede hacerte mal
-No te preocupes o, mejor dicho, no te hagas el preocupado
-Jessic... -lo interrumpí
-Nos vemos
-¿A dónde vas? -preguntó viéndome salir por la puerta
-Por ahí
Estuve afuera pensando mientras caminaba. Había una linda brisa y por primera vez no caminaba como hago siempre, atropeyándome al mundo. Sólo iba tranquila, pensando por qué Justin me confunde tanto.
Primero, es tierno y hablamos bien. Después, o se pone pesado o como el inmaduro mujeriego que siempre es. ¡Incoherente! ¿Qué? ¿Son dos personas? Por eso nunca sé si creerle o no. Es algo raro. A veces me siento bien con él, y generalmente siempre, me siento una más que se deja llevar sabiendo que nada va a pasar.
Eso fue lo que pensaba, hasta que fueron pasando los días. ¿Justin cambió? Todavía no lo sabía, pero no era una respuesta de mi agrado, luego de conocerla.
Me besó nuevamente, y luego sonrió.
-Gracias por venir conmigo -dije
-No puedo dejarte sola, podría pasarte algo -susurró sobre mis labios
-Sos tan lindo... -dije en un suspiro
-Mira quién habló -rió levemente
-Te quiero
Ahí, ahí fue cuando lo encontré diferente. Se tensó, estaba distinto en el camino de vuelta a casa. Era como que estaba entre una mezcla de pensativo, confundido y arrepentido. No sabía qué le pasaba, porque durante esos días había estado algo tierno y no tenía esos típicos ataques de 'quiero comerte toda' y demás. Yo sólo pensaba que fui una idiota al decir lo que sentía, él ni siquiera me respondió un 'yo también', lo que me dejó my mal, aún sabiendo que no estábamos en nada serio. Porque... ¿qué somos? ¿Amigos con derechos? Estos días sólo estuvimos juntos, besándonos, abrazándonos y así. Cada vez que otra chica le sonreía él hacía como que no se daba cuenta y me apretaba más contra él.
Seguro le cuesta expresar sus sentimientos, pensé.
Pero no, no era eso. ¿Cómo me di cuenta? Así...
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario