viernes, 9 de agosto de 2013
Capítulo 37- ¿Mentiras?
-¿Qué hacés acá? -pregunté, viendo su sonrisa
-Nada... sólo vine a visitar a Jenny. ¿Te molesta? -se acercó un poco a mí
-¿La conocés? -pregunté sorprendido
-Sí... -rió levemente, y comenzó a abrir la puerta del cuarto para entrar- Nos vemos -me sonrió de lado mordiéndose el labio. Negué con la cabeza. Tendría que advertirle a Jess que su amiga era algo peligrosa.
Toqué el timbre por segunda vez. Mierda, ¿por qué no atendía? Estuve como diez minutos en la puerta.
Una pequeña mirilla que no había visto antes se abrió, y por ella pude ver los ojos de Jessica, y luego escuché un suspiro de su parte. El pequeño orificio se cerró, y la puerta se abrió sólo un poco.
-Justin, ahora no -dijo ella
-¿Hola? -comenté con sarcasmo. Ella volteó los ojos- ¿Qué te pasa? ¿Estuviste llorando?
Sus ojos estaban húmedos y brillosos, y en cuanto toqué su mejilla, ésta estaba pegajosa.
-¿Es por lo de Jennifer? -adiviné
-No, Justin, no es por ella. ¿Podés irte? -quiso cerrar la puerta, pero lo impedí
-No hasta que sepa qué te pasa -la miré fijamente a los ojos, y ella hizo lo mismo. Tomó aire y lo soltó lentamente, mientras abría más la puerta y me dejaba pasar. En cuanto la cerró, se volteó a mí y le di un beso en los labios, aunque ella ni los movió.
Algo está mal, pensé.
Se dirigió al sillón y yola seguí. La casa estaba vacía y sola, todas las puertas estaban cerradas. Ya era casi de noche, entre que fui al hospital y demás, se habían hecho como las siete y media; estaba oscureciendo.
-Contame, Jess -la miré, tomando su mano
Ella desvió la mirada, y tardó un poco en hablar.
-¿Qué te pasa con Lucía? -soltó finalmente
-¿Lucía? ¿Tu amiga Lucía? -ella levantó una ceja, advirtiéndome que deje de hacerme el tonto- No pasa nada con ella, ¿por qué preguntás?
-¿Nada?
-No, ni siquiera le hablo, Jess... no entiendo a qué va esto
-¡No puedo creer que lo niegues así! -explotó- Estuviste con ella, admitilo -me miró fríamente, pero aún así con la mirada incrédula
-¿Cómo voy a estar con ella? -levanté un poco mi tono de voz
-¿Cómo no? ¡Si sos un mujeriego!
-Jessica, por Dios. ¿Quién te dijo eso? -rió sarcásticamente- ¿Te parece que te pediría que intentemos algo para después estar con otra? -ella levantó las cejas sin mirarme- Sobre que perdí casi toda mi dignidad rogándote, ¿pensás eso?
-A lo mejor te cansaste de mí, o querés otra cosa que yo no te doy
-¿Qué cosa? -pregunté sorprendido, de mala manera
-¡Sexo, Justin! Como todos
Me quedé callado, sin creerlo. Lucía le había dicho todo esto, era seguro.
-¿Ella te dijo que me acosté con ella?
-Sí, hacete el sorprendido... -murmuró enojada
-¡Respondeme! -grité
Frunció el ceño, como tragándose el nudo en la garganta. Sus ojos se humedecieron y comenzó a jugar on el borde de su remera nerviosamente.
No llores, por favor.
-Sí, ella lo dijo. ¿Y por qué no creerle? -me miró desafiante
-¡Porque soy tu novio! -no podía controlar mi enojo
-Justin... me das miedo cuando estas así... dejá de gritar
-¡Es que no puedo creer que confíes en la zorra de tu amiga y no en mí! -seguí
Se mordió el labio y bajó la cabeza un poco. Estaba por llorar, era obvio. Suspiré profundamente tratando de calmarme, y ella me miró de reojo, para luego alejarse un poco. Jamás la había visto así.
-Perdón... -susurré- no quiero que desconfíes de mí, Jess -me acerqué a ella, pero seguía sin mirarme
No respondió, por lo que traté de abrazarla. En cuanto lo hice, se hizo para atrás, y me dijo firmemente "no me toques". La abracé contra su voluntad, y sus brazos quedaron entre nosotros. Me aparté un poco para mirarla, y ella bajó sus brazos para apoyarlos en los míos. Impulsé su cabeza hacia mi hombro, y sentí como trataba de hacer silencio al llorar, pero sus lágrimas mojaban mi remera.
-Perdón, no quise gritarte... -susurré en su oído- No me dejes, por favor
Ella se separó y secó sus lágrimas rápidamente, con mi atenta mirada sobre ella. Me sentía mal, odiaba verla llorar pero tampoco entendía por qué desconfiaba de mí.
-¿Querés que me vaya? -pregunté. Negó con la cabeza
-Quedate -dijo. Levantó la mirada a mis ojos, y luego de unos segundos, la besé, lentamente.
-Pero quiero que me cuentes, ¿sí? -asintió y apretó los labios
-Perdón por haberle creído -murmuró. Sonreí y le di un beso en la mejilla
-No es tu culpa, Jess. Se supone que es tu amiga
-Era -corrigió ella-. Justin... -se dio vuelta entre mis brazos- ¿todavía sos virgen?
Sonreí dulcemente ante su pregunta.
-Si, preciosa. ¿Y vos? -asintió. Estaba callada hoy
-Quiero que sea con alguien especial -se ocultó en mi pecho, seguramente sonrojada
-Sí, tiene que serlo... -susurré, acariciando su espalda- Shawty, me voy, ya es tarde
-No, quedate a dormir -me miró
-¿Segura? -no pude evitar sonreír de lado
-Sí, mamá se fue a cuidar a una amiga, no quiero quedarme sola
-Está bien, como quieras -besé sus labios sin abrir la boca-. Te quiero... mucho, ¿sabías?
-Yo te quiero más
-Shawty...
Lo había observado dormir durante quince minutos. Dios, estaba tan bueno. Era de esos chicos que te hacían preguntarte: ¿De dónde salen tan lindos?
Se movió estirando sus brazos lentamente, y con los ojos cerrados. Su voz estaba demasiado sexy, recién levantado.
-Hola -dije con una sonrisa
Él abrió sus ojos y me sonrió suspirando cansado. Rodeó mi cintura y me dio un beso en los labios.
-¿Cómo dormiste, preciosa?
-Bien, ¿y vos?
-Genial. Pero todavía tengo sueño -reí divertida
-Quedate durmiendo un rato más, si querés -comencé a levantarme, aunque él trataba de hacer fuerza con su mano sobre mi cintura, para que me quedara-. Voy a hacer el desayuno -lo pellizqué en las costillas, lo que provocó que se removiera y riera tiernamente. Yo sonreí. Nunca había escuchado esa risa suya.
-No hace falta... -sentí su mirada en mi espalda, mientras buscaba un corpiño para ponerme, en el cajón
-¿Querés café, té, o...?
-En serio, amor, tengo que ir a ver a... -se calló. Me volteé a verlo, y él me miró con sus ojos suplicantes
-¿A quién? -presté mas atención
-A Jennifer... -suspiró- Su mamá me llamó, no puede ir a acompañarla y necesita alguien que esté ahí
-¿Su mamá? ¿Te llamó? -pregunté sin creerle nada
-Bueno, en realidad me mandó un mensaje -hizo una mueca
-Supongo que no lo borraste -lo desafié. Él se quedó mirándome con el ceño fruncido, hasta que entendió lo que le decía. Sacó su teléfono y me lo mostró. Al parecer no había mentido. Suspiré frustrada y volví a lo mío, dándole la espalda
-Vino de viaje con su mamá, y ella tuvo algo importante... -explicó, pero no dije nada- No tiene a nadie, Jess. ¿Qué va a hacer cuando digan "familiares"?
-Hacé lo que quieras -espeté
Él tomó mi mano, girándome bruscamente. Por un momento temí lo que haría, ya que estos movimientos bruscos solía hacerlos mi ex novio, siempre me maltrataba.
...
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