viernes, 9 de agosto de 2013

Capítulo 36- Esos son... ¿celos?


Todo quedó en silencio. Uno incomodísimo. Jess y Jennifer se miraban, aunque de distintas formas. La de mi novia era amenazante, con superioridad, y la de mi ex era tranquila, inspeccionando a Jess, tratando de conocerla.
-Jennifer, ella es Jessica, mi novia -Jen sonrió dulcemente, como lo hacía siempre-. Y Jess... ella es Jennifer... -tomé aire- mi ex novia.
Era raro, tan parecidas y tan diferentes. Jennifer era rubia, tenía el pelo parecido que Jess sólo que en un corte recto, un poco más arriba de los codos. Tenía ojos verdosos y labios finos. Pero mi novia, o al menos por ahora, a juzgar por el ambiente, tenía el pelo rubio más largo, como hasta la cintura o más, cortado en capas, con movimiento. Unos ojos azules atrapantes y labios algo carnosos, rosados y tentadores. Eso sí, ambas tenían un cuerpo de muerte.
Pero además, Jennifer era una chica dulce y tierna, la conocías y siempre te hacía reír. En cambio, Jess, era algo fría, dependiendo cómo le caías. Pero cuando lograbas entrar realmente en su vida, te dabas cuenta que era así porque no quería que la lastimaran. Al menos conmigo, es cariñosa y eso me encanta. Además de tener un gran corazón, claro.
-Un placer -dijo Jennifer con una sonrisa que había disminuido de la vez anterior
-Igualmente -comentó mi novia con tono neutro
-Jenny, ponete cómoda -le ofrecí
-Gracias -dijo ella, y se sentó en un sillón frente a la mesa de café. Dejó allí su cartera y su celular, y se quedó inspeccionando el lugar.
Jess me siguó mirando fijamente, tratando de entender algo, como si estuviera decepcionada y enojada a la vez. ¿Ahora qué hice?, pensé.
Pasó la lengua por sus labios y tomó aire.
-¿Pasó algo, Jess? -me acerqué a ella
-No -espetó-. Sólo quería hablar, pero está bien. Después nos vemos, si no estás con alguna otra chica.
Mierda.
-¿Qué? Jess, sólo vino para arreglar unas cosas -Jennifer nos miró al darse cuenta que hablábamos de ella
-Nos vemos -dijo mi novia sin escucharme, tomando el celular de la mesa que al parecer era suyo-. Supongo
-Chau -susurró Jennifer. Ella le devolvió el saludo con una seña
-Jess, un segundo -dije tomándola de la cintura en cuanto pasó a mi lado. Me miró molesta a los ojos-. ¿No confiás en mí? Sabés que no va a pasar nada -murmuré cerca suyo
-No es por ella -volteó los ojos-. Ella me tiene sin cuidado, es una cualquiera -abrí los ojos y miré hacia el sillón, pero Jennifer hacía que no escuchaba-. Se nota de lejos que trata de engañarte, tratá de no caer -me palmeó el hombro burlonamente-. Pero ya vamos a hablar -se soltó de mi agarre, y continuó su camino a la puerta
-Pero... -me interrumpió
-Nos vemos, dije -espetó, y se fue caminando decididamente. Claramente estaba enojada
-Esta noche te llamo -dije fuerte para que me escuchara
-Vas a estar ocupado con alguna amiga, seguro -respondió dándose vuelta ligeramente
-¡Jessica! -grité
Ella me levantó el dedo del medio sin volver a voltearse. Suspiré pesadamente y cerré la puerta. Cuando me volteé, Jennifer estaba detrás mío.
-Parece que ahora te gustan histéricas -dijo
-No empieces -espeté-. Vamos a solucionar esto rápido, quiero hablar con Jess -suspiré pesadamente
-Mmm... dejala -se acercó más a mí con cautela- ¿vamos a tu cuarto? -dejó sus manos en mi pecho, y comenzó a bajar lentamente
-¿Ya te volviste rápida como el resto? -pregunté sin que se me mueva un pelo
Ella me miró amenazante y me pegó una cachetada. Justo lo que quería.
-Suerte con la zorra de Jess -me corrió de un empujón y abrió la puerta
-Gracias, linda, es bueno saber que ya me superaste -dije con sarcasmo
Ella volvió a mirarme mal y se sacudió el pelo para luego comenzar a caminar como si fuera una modelo. No le salía bien, pero en fin... no me reiría de ella.
La observé caminar con esos tacos infinitos, hasta que pasó lo que temía.

-Eso te pasa por hacerte la linda -dije al lado de la camilla
-¡Bueno, perdón, Justin! Sólo quería llamar tu atención nuevamente -murmuró lo último
-Jennifer... -ella suspiró- basta. Me gustabas como eras antes, ya conozco a varias regaladas, y ya no me interesan ese tipo de chicas. Y tampoco las que no confían en sus novios -dije con rencor
-Justin, perdón. Es que imaginate: entrás a la casa de tu amiga y están los dos besándose desaforadamente. ¿Qué querés que piense?
-¡Yo no estaba besándola! ¡Ella lo hacía! Yo ni siquiera la toqué, vos pensá lo que quieras
-Pero en ese momento... -la interrumpí
-Voy a hablar con Jessica, ¿te molesta?
-No, anda -murmuró
-Bien. Y ni se te ocurra interponerte entre nosotros. Parecerás dulce, pero todos tienen sus secretos. Aunque ahora ya no sos tan dulce como antes -solté con desprecio.
Ella giró su rostro haciendo que no pueda verlo
-Voy a decirle al médico que me voy y... -escuché un sollozo.
Por favor, ahora no, pensé.
-Sí, está bien. Gracias por acompañarme -dijo aparentando hablar normal, pero se sentía su voz rota
-No llores ahora... -murmuré con cansancio
-No voy a llorar -me contradijo, ahora mirándome. Sus ojos estaban aguados
Suspiré y me acerqué a ella, pero volvió a girar su rostro, esta vez comenzando a llorar realmente.
-Andate, Justin
-No quiero que llores -dije suavemente
-Siempre lastimás a las chicas -dijo ignorándome
La abracé y ella lloró en mi cuello. Era cierto, siempre las lastimaba. Pero con Jess no pasaría lo mismo, no otra vez. Había sido suficiente con la grabación.
-Perdón, Jenny... pero lo nuestro terminó -me separé de ella. En cuanto asintió, besé su mejilla lentamente y me fui de allí, con el corazón herido. Soy un idiota, siempre las lastimo a todas.
Cerré la puerta detrás de mí, encontrándome con quien menos esperaba.
-¿Lucía?
...



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