viernes, 9 de agosto de 2013
Capítulo 12- Poder de seducción
De repente, terminó de acercarse a mí y comenzó a besar mi cuello con desesperación. Me daba asco, siceramente. Era como que yo trataba de salir pero estaba entre él y la pared, como solía pasar con Justin. Sentí como él quería dejar una marca en mi cuello y traté de empujarlo, pero fue en vano. Dos chicos se dirigían al baño, y divisé que Chris era uno de ellos. Estiré como pude mi brazo y tiré de su camiseta, llamando la atención.
-¿Ahora qué, Jess? -dijo con tono cansado- ¿Dave?
-Chris... ¿todo bien? -él se separó instantáneamente de mi, con aire nervioso
Corrí hasta llegar afuera, al patio del que había hablado antes. Había alguien allí. Justin, pensé.
-Justin... -murmuré con voz rota. No podía correr, ya que los pies habían comenzado a dolerme.
Él no se dio cuenta de que yo estaba allí, por lo que me acerqué más al barandal en donde él estaba apoyado. Puse mi mano en su hombro haciendo que voltee a verme.
-¿Estás bien? ¿Por qué llorás? -dijo él
-Es que... -me apoyé más en su hombro para sacarme los zapatos. Su mano se posó bajo mi brazo ayudándome a no caer- fue... fue Dave
-¿Qué te hizo? -preguntó con el ceño fruncido
-Empezó a... besarme... el cuello -traté de reprimir un sollozo sin éxito
Él desencajó su mandíbula con odio.
-Voy a hablar con ese idiota -dijo soltándome de repente, provocando que por reflejo ponga mi brazo sobre la baranda para no caerme. Mi pie se torció al estar con un sólo taco pero lo enderecé con rapidez.
-¡No! No vayas. Chris ya está con él -Justin volteó a verme
-¿Segura que estás bien? -asentí
Sus manos fueron a mi cuello, dejando sus pulgares sobre el comienzo de mis mejillas. Me miraba a los ojos con la sola luz de la luna, como tratando de descubrir algo imposible.
Recordé lo que ese idiota me hizo y otra lágrima bajó por mi rostro. Justin me subió al barandal haciendo que quede sentada en el, en frente suyo. Rodeé su cuello e hice que él se acercara y me abrazara. Mi respiración se calmó un poco al sentir sus manos sobre mi espalda, y terminé por soltar un suave suspiro sobre su cuello.
-No hagas eso -dijo él en mi oído
Me separé haciendo que sus brazos se deslicen por mi espalda.
-¿Qué cosa?
-Suspirar así... en mi cuello
Reí.
-¿Qué tiene?
-Me ponés... -levantó una ceja
-Ya empezaste -volteé los ojos
-Fue tu culpa
-¿Mi culpa por suspirar?
-Dicen que los enamorados suspiran mucho -lo miré mal-. También te pasaría si yo hago esto
Se acercó a mi oído y mordió el lóbulo de mi oreja, haciendo que cierre los ojos lentamente. Apoyó su cabeza en mi hombro y soltó suavemente el aire caliente sobre mi piel. Cuando ya pensaba que se iba a separar, sólo se movió para levantar su cabeza y comenzar a depositar besos sobre mi cuello. Sus labios apenas tocaban mi piel, y ya me hacían estremecer.
-Ya, basta... basta, Justin -dije poniendo mis manos en su pecho muy a mi pesar, porque lo que estaba haciendo no me disgustaba para nada
-¿Qué...? -dijo él separándose- ¿Te calienta? -susurró sobre mis labios
Sí, ¿Y QUÉ? Tenía ganas de decirle. Pero fui tan idiota que sólo aproveché la distancia y lo besé. Yo iba lento, pero él estaba convencido en moverse rápido. Nuestras bocas iban en distintos tiempos aunque cómodas, pero aún así puse mis manos en su rostro y lo apreté un poco para que se calmara. Al parecer había funcionado.
Estuvimos un tiempo así. Yo pasé mis manos por su cuello y luego enredé mis dedos en su cabello, que estaba suave como siempre. Seguí, de alguna forma, acariciando su cuello con mis dedos mientras él me mantenía muy cerca suyo con sus brazos rodeando mi cintura por completo. Estaba desarrollando una especie de adicción a sus besos, eras tan perfectos...
Subí mis manos hasta sus mejillas. Otra cosa que me gustaba de él: su piel. Era suave y libre de imperfecciones. Además siempre estaba cálida. Pero no estaba empezando a gustarme, no. No, señor.
Sentí como sonrió en medio del beso, y decidí separarme.
-¿Qué? -dije con tono suave, con miedo de lo que iba a decirme
-¿Te gusta tocarme? -preguntó él con tono seductor
Volteé los ojos, y sentí como un poco de calor subió a mis mejillas.
-No seas idiota -lo empujé un poco
-Soy realista -se encogió de hombros acercándose de nuevo
Su sonrisa de lado nunca desaparecía, y me contagiaba a mí de alguna forma. Me quedé mirando sus ojos, hasta que desvié la vista a mi mano, que estaba sobre la suya.
-Vamos adentro -dijo él haciendo que baje de un salto
-No quiero ir -me resistí, por lo que se volteó a verme-. Debe estar Dave y no quiero verlo
-No lo hubieras besado -rió y comenzó a caminar otra vez
-¡Yo no lo besé! -me defendí- Él vino a darme besos en el cuello de la nada. Y fueron feos... -murmuré
-Seguro no fueron como los míos -dijo él sonriéndome perfectamente
-Nunca me besaste el cuello -me hice la tonta
-¿Ah, no? -comenzó a acercarse. Nuestras manos aún seguían juntas
-No
-¿Querés que lo haga ahora? -me susurró al oído
-No...
-¿Segura? -me dio un beso en la mejilla, sin hacer ruido
-Ahá...
Bajó sus besos por toda mi mandíbula y al llegar a mi cuello paró.
-Está bien, como digas -se separó bruscamente y volvió a caminar.
...
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